martes, 29 de septiembre de 2009

Estelar idiotez

El punto, la culminación y los espectros verbales. Intentar darle un aspecto más incomprensible a tontas palabras cotidianas, ¡ah! De la rabia, de la psicosis, de la angustia, el asqueo, el hastío, el desamparo de las letras. Los intentos ridículos del mundo… querer ser, más, menos, querer alcanzar el último anhelo del puño fracasado, en una computadora, en una red de amigos mundialmente conocida. Patetismo, frustración, desengaño, ilusión de idiotas. Pensar que puede uno transformarse como si nada en el augurio de los astros… el desprendimiento estelar, las fibras porosas del espacio intermitente, dulce, frío como el gusto del alcohol mercúrico; tus manos no pueden alcanzar ese bien, vos sabés que se necesita mucho más que palabras disfrazadas de imbéciles para llegar al sol. Se necesita mucho más que un intento inmaduro de llegar a los de tu especie. Y creés que la falsa simpatía, la modestia, o esas cosas desaprendidas llegan a des fibrilar los recovecos del conocimiento humano. La creencia, la desesperación, los valores, los valores perdidos; la búsqueda insaciable de conceptos fortuitos y borrosos. Instinto puramente animal, naturalmente humano. Despreciable astucia, machismo aferrado, nuevamente encaminando las conclusiones al más lejano cilindro helado y la fatalidad. Indiferencia, producto de la inteligencia de ese que creías tonto, por haber visto una cara bonita… Por haber querido ser amigo del que no era tu amigo en primer lugar… Por subestimar a quien es producto de las estrellas y sabe que lo es.
Tarde o temprano se dará cuenta de la mensurabilidad de su existencia, y que buscarle un significado a lo que nunca existió en primer lugar, no va a convertir nunca a nadie en nada.

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