lunes, 6 de octubre de 2008

Stay

Contálos
destellos de nube
(ellos) cubren la superficialidad de las hojas
de ese árbol de otoño,
analogía espectral de tu sueño inminente.

mirálos regar
la dicotomía del ser... feliz,
un brote de euforia.

en sus mejillas y su
cuerpo ausente entre los montes
que flotan en tu conciencia.
cuánta belleza
cuánta verdad
¿y qué es verdad sino la belleza?
¿O qué es verdad sino belleza?
La fugaz y firme
convicción de que es ahí en
la blandura de esos recovecos
vacuos y serenos
donde yace la fórmula ancestral
de pagana fragancia
y tan adictiva consistencia.

Quedándose uno impregnado de aliento,
a vida hueca
vida afable,
acaricia la hebras de tu pelo
(el viento alegre)
brisa que deja en el tiempo.
Acá vos y allá el velo ambiguo,
el deseo intrínseco
de novedad
de horas de aleteo entre
las flores que posan
la soberbia de sus colores en el campo en el que dejaste
que cayera al espacio
(llano) alojado en alguna
constelación,
alguna de las lunas
que guardás en es tus taper.

La fina revelación al fin,
acogiendo la seguridad,
la reafirmación de la
verdad absoluta,
el mero hecho de ver como un pétalo
de una flor de durazno
revolotea irregularmente
en la atmósfera que vos y yo respiramos,
le dice a ella, acreedora de la verdad,
que es demasiada la belleza como para abandonarla.

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