Cronopios y el tiempo Sabrina,
dejar en las horas colgado el desgano,
porque hoy vale, en lo terreno de las cosas
pasar a instancias de aire, y olvidar. Sí, olvidar la receta mágica que creían
feliz, feliz… ¿Vos sabés que es ser feliz? ¿Amor?
no importa cuántas veces sonría si en el alma se lleva cargada (¡Oh levedad!)
en la pesadumbre y la taciturnidad de una mentira, una sonrisa que
de seguro engaña al mundo… pero tu levedad, tu ajetreada y genuina levedad Sabrina…
No te deshagas de ella, porque en el reconocimiento de la propia levedad
uno se halla humano… humana.
En el absurdo, el vacío de lo absurdo… vos sentís que tu corazón sigue latiendo, no te va a dejar;
claro que no,
esto es lo mejor que podés hacer por la tristeza;
podés doblarla y manejarla a gusto en este papel virtual que nos
toca cumplir como humanos,
a nosotras sobre todo como mujeres, ¡Ay Sabrina!
El papel que nos toca cumplir como mujeres
¡Qué expresión más absurda y angustiante que la de venir a
ponerse en el lugar que la cultura y la falta de belleza no has puesto!
¡Cuántas veces tendremos que recordar
cuán rotas hemos nosotras!, y este dolor
¿Nos hace más fuertes Sabrina?
Si algo tuviera que vedarte de toda la fortaleza que tu misma vida te provee,
que no sea otra forma compleja de pensamientos enmarañados y mentiras, e hipocresía…
Si vas a reconciliarte con el absurdo alguna vez
que sea por la propia insoportable levedad del ser… Y eso, como amiga, te lo pido.
Acordáte que en el mundo hay demasiada belleza… y la levedad es una parte retorcida y morbosa (por qué no) de ella.