viernes, 13 de junio de 2008

Alegoría al absurdo de la vida

                                      A Albert Camus

¿Qué cabe en mi mano?

El recuerdo de la felicidad que un día

Golpeaba mi puerta sin miedo

Llegando justo a la hora del té.

 

¿Qué dejo caer ahora que sé

el sentido del alma, el precio por ser?

La memoria, se había desviado por torpe,

Mas no halló su camino al final de la historia,

 

contada en tres versos, olvidada también.

 

Clave de la tierra, flores que cultivan

la anarquía y la tenaz oposición

del alma y del tiempo,

semilla del mal.

 

Cálido regazo que aprendo a menudo

tomando dos veces la idea,

persuadiendo la mente al vacío,

compilando frases de a cien.

 

Busco otra vez lo objetivo,

una caverna encierra un gran hoyo,

negro, pintado de verde

y se camufla entre los otros.

 

Ondas sonoras ambiguas,

leyes que trazan destinos.

Candentes melodías y

El ritmo de la soledad, apero de la ironía.

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