A Albert Camus
¿Qué cabe en mi mano?
El recuerdo de la felicidad que un día
Golpeaba mi puerta sin miedo
Llegando justo a la hora del té.
¿Qué dejo caer ahora que sé
el sentido del alma, el precio por ser?
La memoria, se había desviado por torpe,
Mas no halló su camino al final de la historia,
contada en tres versos, olvidada también.
Clave de la tierra, flores que cultivan
la anarquía y la tenaz oposición
del alma y del tiempo,
semilla del mal.
Cálido regazo que aprendo a menudo
tomando dos veces la idea,
persuadiendo la mente al vacío,
compilando frases de a cien.
Busco otra vez lo objetivo,
una caverna encierra un gran hoyo,
negro, pintado de verde
y se camufla entre los otros.
Ondas sonoras ambiguas,
leyes que trazan destinos.
Candentes melodías y
El ritmo de la soledad, apero de la ironía.
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