domingo, 8 de junio de 2008

Palomas suicidas

 

Veredicto Primero

Paloma estaba sentada en su plaza preferida, contemplaba agonizante la ridiculez de su entorno. Mientras sus auriculares repetían una y otra vez la suite orquestal 3 en Re mayor, los pulmones dejaban de funcionarle lentamente, torturándola, atándola a la vida y dejándola ir. Cerró los ojos llenos de lágrimas, en el cielo la saludaban las nubes pasajeras, las palomas picoteaban las patitas de su banco… Le pedían atención. Paloma. Paloma se fue cantando, Paloma se fue sola, Paloma se fue.

 

Veredicto segundo

Una paloma bebé paseaba por la cornisa de un edificio de Capital, su mamá le había dicho que no era seguro jugar los días de tormenta, pero su inquietud y la creencia en su mediocre destreza la llevaron a seguir sus planes de caminar feliz, aleteando esporádicamente, alardeando sus nuevas plumas y colores. Era una palomita de esas blancas con manchitas rojas, hermosa, tan chiquita como la palma de una mano… La paloma bebé soñaba con llegar a la cima del congreso y mostrarle a todas las palomas que era especial. Era uno de esos días de lluvia, ella jugaba contenta por la cornisa del mismo edificio, pero en ese momento su corazoncito se detuvo y cayó al vacío inmundo de la ciudad… su mamá le dijo: Te dije que no jugaras en la lluvia.

 

Veredicto tercero

Amo ver las palomas amontonarse cuando tengo maíz en la mano. Siento que puedo controlarlo todo, y así me siento tan débil y torpe como una paloma. Desde este lugar me atrevo a decir que es verdaderamente estúpido jugar con palomas y no lavarse las manos después. Uno de esos días de paseo por la plaza, junté más palomas que nunca, todas parecían adorarme y considerarme alguna especie de dios… En realidad las perras me habían pasado todos sus parásitos; cuando los médicos se dieron cuenta ya era tarde, había vomitado más de la mitad de mi sangre, mi hígado no funcionaba, y era cuestión de tiempo para que se me pudrieran de a uno los órganos por dentro, hasta que muriera, y volviera a nacer como una horrenda y estúpida paloma, llena de parásitos y olor a agua estancada.

 

Veredicto cuarto

Cuando le dije a Paloma que la amaba, ya se había cortado las venas tan profundo que no pudieron parar su hemorragia. Había pasado años buscando la manera de decirle que era la única persona que quería a mi lado. Demasiado tiempo. Paloma era compleja, si bien tenía todo lo que quería nunca se sentía conforme, y por eso siempre buscaba formas nuevas de sentirse satisfecha; a la larga dejaba todo lo que empezaba. Pensé que nunca podría estar con una persona con ese carácter… Pero era más que eso, ella tenía un poder especial: sabía lo que iba a pasar. Es ridículo, decía que estaba enamorada de mí, pero que sabía que para el momento en el que yo me diera cuenta de lo que sentía por ella iba a ser tarde. Yo me burlaba, claro, y le decía que tal cosa jamás iba a pasar. Odio no tener razón. Ella siempre supo lo que iba a hacer, pero a la vez es tan ridículo y psicótico que me cuesta creerlo. La extraño, los últimos días me costaba mirarla a los ojos sin querer abrazarla, y no podía, o no quería… pero la necesitaba, porque estaba ahí, me miraba con sus ojos tristes, pero su sonrisa siempre firme… yo quería morirme, yo tendría que haber muerto, su sonrisa me curaba de los males mundanos. Tal vez si hubiese agarrado esa lágrima…

Paloma, yo sé que tengo que hacer de ella algo más importante… quiero irme con ella.

Me voy.

 

Veredicto quinto

Mientras tocaba el violín

una paloma se asomaba por la ventana. Tenía los ojos llenos de ira. Era la cornisa, el cielo, los augurios, Paloma, siempre Paloma… Solitaria, buscando atención de manera inusual. Conteniendo, siempre encerrando; la angustia que la espera del otro lado. Paloma te llaman los dioses, escuchá la marcha que tocan para vos… Calma vení, contá los pasos, creéme, queréme Paloma… en el baile flotante donde la sangre se dispersa por el aire, en cámara lenta todos los invitados se tiñen de rojo… tu furia, tu dolor. Lo están escuchando… y callan, callan para verte pasar llena de odio.

Tus dedos se vuelven uno y la masacre de vísceras se pega en las paredes. Calma vení con nosotras…

Antes de que termine esta sinfonía, el mundo se habrá transformado en un mar de sangre coagulada.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me encantaron Umi sobre todo el tercero, la paloma no es mi animal preferido, nah encerio muy buenos...

Te quería preguntar sobre la "opera" que vas a cantar de la cual escuche algo en los foros de Adaeja ya que me pareció muy interesante...

bueno nada saludos...

Roma dijo...

que lindo texto, nunca habia visto a las palomas bajo ese punto de vista...

bello...


slds y mejorate!